miércoles, 20 de agosto de 2014

Cuba - los ajustes económicos

Economía, Cambios, Reformas

Cuba: los ajustes económicos
Cuando tanto se presiona a la sociedad, algo cede o revienta
Rolando H. Castañeda, Washington DC | 19/08/2014 2:54 pm

Recientemente Ariel Terrero en Doce Economistas en Pugna resumió la
opinión de especialistas de la Isla sobre la ralentización de la tasa de
crecimiento del PIB.[1] Antes, en febrero, el economista cubano y
profesor de la Universidad Javeriana de Cali, Pavel Vidal, en Cuba sin
Venezuela, señaló que las reformas raulistas no están dando fruto y
analizó el posible impacto recesivo de una reducción de la ayuda
venezolana.[2] Las estadísticas macroeconómicas disponibles,
generalmente incompletas y tardías, no permiten precisar las causas de
la ralentización ni si se requiere un ajuste. El propósito de esta nota
es explorar los ajustes económicos en Cuba en los últimos 25 años que
son relevantes a la situación actual.
Cuba sufrió severos efectos adversos de la desaparición del comercio y
la ayuda de la URSS y el bloque socialista en 1989-1991, que se
agregaron a las secuelas recesivas del Proceso de Rectificación de
Errores y Tendencias Negativas. Asimismo, los daños causados por los
tres huracanes que azotaron al país y el comienzo de la crisis
financiera y la recesión mundial en 2008 se encadenaron a las
consecuencias de la Batalla de Ideas y el Socialismo es Irrevocable. Por
ello y los problemas socioeconómicos acumulados, el gobierno realizó
drásticos ajustes. No obstante, los basó en un análisis y práctica
marxista-leninista decimonónicos orientados, en los años 1990s, a
preservar esencialmente inalterado el sistema socialista soviético
vigente y, desde 2010, a actualizarlo. Ha puesto mayor énfasis en
restringir los gastos de consumo vía austeridad y no en promover la
producción necesaria para impulsar una economía próspera y sustentable,
específicamente para aumentar los niveles de inversión y evitar así que
la economía tienda al estancamiento y la escasez.
El gobierno redujo significativamente el ingreso personal disponible en
términos reales vía el impuesto inflacionario en los años 1990s y los
empleados redundantes (o nóminas infladas) a partir de 2010. Es decir,
ha restringido los gastos de consumo personal imponiendo una severa e
innecesaria austeridad a la ciudadanía, mientras que solo estimuló
tímida y marginalmente las fuerzas productivas. Ha mantenido muy
restringido al sector privado (iniciativas, pequeña y mediana empresa y
limitado la contratación de personal) cuando debió hacer todo lo
contrario, o sea, liberalizarlo y favorecerlo con decisión, dando
énfasis a aumentar la inversión y la producción nacional. Como Eugenio
Yánez ha puntualizado no se ha intentado superar el Periodo Especial.
Los ajustes socioeconómicos realizados para enfrentar la difícil
situación socioeconómica han consistido en drásticos, aunque aplicados
gradualmente, tratamientos de choque, si bien el gobierno pretende
señalar todo lo contrario, o sea, que rechaza de plano este tipo de
ajuste. Además, dichos tratamientos se han tornado endémicos.
Desafortunadamente estos temas son en general ignorados por los análisis
de los economistas de la Isla y aún de la diáspora.
Fidel Castro ejecutó la primera terapia de choque en los 1990s para
reducir los importantes desequilibrios monetarios y fiscales vía un
extraordinario impuesto inflacionario, que a partir de 1989 redujo
considerablemente los salarios reales y las pensiones reales, y los
bienes suministrados por la libreta de racionamiento, que apenas
alcanzaron para cubrir el abastecimiento de 10 a 15 días al mes. Según
información provista por Pavel Vidal, en 1999 los salarios reales solo
fueron el 15 % y las pensiones reales el 23 % de los niveles de 1989.[3]
Desde 2010, Raúl Castro (CII) impulsa gradualmente, pero "sin pausa", la
segunda terapia de choque mediante la reducción de las nóminas infladas
de las empresas estatales y la administración pública, así como de
algunos gastos sociales. La disminución de los bienes provistos por la
libreta de racionamiento (conducente a su eventual eliminación) y la
supresión de las gratuidades los acompañan. En contrate, las medidas
adoptadas por CII para alentar la producción nacional son limitadas,
tímidas y lentas.
En el contexto del ajuste de los 1990s, Pavel Vidal examinó el posible
ajuste asociado a una disminución de la ayuda venezolana, que
posiblemente ya esté en desarrollo, pero ignoró el ajuste raulista en
ejecución desde 2010. Señala que Cuba aún no se ha recuperado
completamente del ajuste de los 1990s y que los salarios reales y las
pensiones reales se han contraído notablemente. En 2013 el salario real
era apenas el 27 % del nivel de 1989. Sin embargo, indica que el ajuste
fue favorable a la ciudadanía al mantener los niveles de empleo y los
servicios sociales. Considera que en la actualidad hay poco espacio
político para realizar otro ajuste de similar naturaleza al de los 1990s
y que sería recomendable ampliar y profundizar las reformas en curso.
Si bien estoy de acuerdo en que se requiere ampliar y profundizar las
reformas, difiero de Pavel Vidal que haber sostenido el artificial pleno
empleo haya sido una solución de los problemas pendientes de resolver
con el ajuste de los 1990s. Con base en la austeridad se pospuso el
indispensable e inevitable ajuste requerido en la economía nacional, lo
cual ha sido adverso a la ciudadanía. Todavía urge promover las fuerzas
productivas para absorber el empleo redundante, o "nóminas infladas",
además no fue equitativo ni necesario hacerlo a costa de reducir
marcadamente los salarios reales y pensiones reales.
La forma en que el gobierno ha realizado los dos ajustes, ha conllevado
acentuar la pobreza del ciudadano medio por la baja de los niveles
salariales reales y de las pensiones reales y más recientemente, a
partir de 2010, por el aumento del desempleo abierto con despidos sin la
adecuada compensación. Adicionalmente, los ajustes realizados han tenido
importantes secuelas negativas sobre el aumento de la emigración y la
disminución de la tasa de natalidad que han determinado que la población
cubana se esté reduciendo, y los bajos niveles de inversión que
determinan que la economía tienda al estancamiento y la escasez. Cuando
tanto se presiona a la sociedad, algo cede o revienta.
En múltiples ocasiones Oscar Espinosa Chepe señaló que hay que
desencadenar las latentes fuerzas productivas nacionales. En la última
reunión de ASCE, el pasado 31 de julio, cinco jóvenes emprendedoras (de
un paladar-restaurante, una pizzería, un salón de belleza-gimnasio, una
artesana de jabones de lujo y una planeadora-decoradora de eventos)
expusieron sobre los inicios de sus actividades; las dificultades por
falta de locales, equipos y materias primas apropiadas; sus logros; y
sueños de expandir sus actividades. En particular nos hicieron
reflexionar sobre las energías y potencialidades existentes en el sector
cuentapropista, así como la iniciativa y deseo de nuestra ciudadanía de
superarse, frenados por una torpe burocracia mediante elevados
impuestos, excesivos controles y regulaciones que generan corrupción y
no brindan la institucionalidad requerida.

[1] http://www.cubaprofunda.org/articulo.php?i=ZGE=&a=ZWNq
[2] Pavel Vidal, Cuba-sin-Venezuela,
http://thecubaneconomy.com/wp-content/uploads/2014/02/Vidal-Cuba-sin-Venezuela.pdf,
pp. 7 y 8.
[3] Pavel Vidal, la inflación y el salario real 1989-2006,
http://www.ipscuba.net/index.php?option=com_k2&view=item&id=9282:la-inflación-y-el-salario-real-1989-2006&Itemid=8

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