lunes, 8 de diciembre de 2014

Cambios en Cuba, ¿instrumentos para la inserción internacional?

Cambios en Cuba, ¿instrumentos para la inserción internacional?
PEDRO CAMPOS | La Habana | 7 Dic 2014 - 3:51 pm.

Las limitadas transformaciones en la sociedad cubana deberían apreciarse
como una oportunidad para favorecer otras dinámicas internas.

Como es sabido, parto de las posiciones del socialismo democrático que,
como muchos hemos explicado reiteradamente, considera que sin
democratización de la vida política y sin socialización de la economía,
no hay socialismo posible y cuyo conjunto de concepciones nada tiene
que ver con el estalinismo, el "marxismo-leninismo" y el llamado
socialismo de Estado.

Respecto a cambios en Cuba podemos hablar de enunciados y realidades que
no parecen coincidir. Enunciados que, de llevarse a la práctica en forma
consecuente e integral, sin las limitaciones estado-céntricas de origen
y sin las muchas restricciones y regulaciones existentes, podrían
conducir a importantes transformaciones socioeconómicas.

Por otra parte las transformaciones contempladas en la llamada
"actualización del modelo económico" no se relacionan con lo que
pudiéramos llamar el necesario proceso de democratización que pueda
conducir a modificaciones trascendentes en el sistema político.

En este sentido, la formulación de mayor significado se refiere a la
declaración de Raúl Castro de que se retiraría al final de este mandato,
sin precisar si habría cambios en el sistema político y electoral.

No obstante, a tenor de la llamada "actualización" y desde la llegada
del hermano de Fidel Castro a la máxima jefatura del
Gobierno-Partido-Estado, se han eliminado o modificado varias absurdas
prohibiciones y regulaciones que procuran ventajas para la economía
gubernamental, como la telefonía celular, acceso a cubanos a
instalaciones turísticas, nueva leyes migratorias, reparticiones de
tierras y aperturas limitadas al cuentapropismo y al cooperativismo y otros.

Pero estas "reformas" también han aflojado algunas cuerdas de lo que
llamamos el bloqueo interno y han hecho más llevadera la vida a quienes
perciben ingresos superiores a los que pueden alcanzar normalmente los
asalariados del Estado.

Y desde luego, tales "cambios" también han tenido entre sus propósito
proyectar una imagen internacional de apertura que facilite una mejor
inserción de la economía estatal cubana en el escenario internacional,
dirigida particularmente a tratar de modificar la llamada "posición
común" europea y el embargo-bloqueo de EEUU, con el subsecuente acceso
al capital internacional.

No es ningún secreto que la economía estatal sigue atravesando tiempos
difíciles, agravados desde la caída de la URSS y el "campo socialista",
a pesar de la mejoría que pueda representar el petróleo de Venezuela y
la venta al exterior de servicios médicos y profesionales que nunca
podrían compensar aquella ayuda.

Y es que por mucha "ayuda" externa, el modelo de "socialismo de Estado",
encubridor de una especie de capitalismo monopolista de Estado, ha
demostrado ser inviable, económica y socialmente por su incapacidad
para estimular a los trabajadores y a la producción, por su burocracia
excesiva depredadora del presupuesto, por su desenganche de las leyes
económicas y del mercado y por otro sin número de razones conocidas.

En el Gobierno, donde consideran accesoria la economía no-estatal a la
que se han abierto espacios limitados, no pocos apuestan a que
importantes inyecciones de capital extranjero pueden salvar el modelo
estatal asalariado. Sin embargo la nueva ley de inversiones y las nuevas
leyes laborales, no parecen satisfacer las garantías que precisa el
capital extranjero para sus inversiones, ni tampoco para la contratación
directa de la mano de obra, por la presencia de un Estado intermediario
que al apropiarse de parte de salario de los trabajadores limita su
efectividad.

En mi apreciación, entre los fines y medios de la denominada
"actualización" existe bastante incoherencia determinada por la
permanencia de enfoques tradicionales que caracterizaron el "socialismo"
fracasado, por la persistencia de la vieja "mentalidad" en todos los
estratos de la burocracia y especialmente en el aparato político del
partido, donde temen que eventuales cambios en el control estatal sobre
todas las palancas de la economía y la política puedan conllevar la
pérdida del poder que han detentado hasta ahora.

Y ese temor se sustenta en la lógica de las acciones violentas
realizadas durante muchos años por una parte de la oposición, en la
amenaza y el uso de la fuerza por parte de anteriores gobiernos de EEUU
y en la persistente política de embargo que de hecho implica una forma
de violencia en las relaciones internacionales. Estrategia fracasada y
contraproducente, apoyada todavía por un ala de la oposición interna y
externa.

Y se sabe que la violencia engendra violencia y que el ciclo de
violencia del que todavía somos víctimas los cubanos tiene sus orígenes
en el sistema colonial español, en las luchas intestinas por el poder y
contra la intervención extranjera en los primeros 70 años del siglo
pasado. No deberíamos hacer nada que lo prolongue.

La visión de "ciudadela sitiada" no puede cambiarse con más amenazas,
presiones ni mucho menos con violencia. Y desde luego no estoy
justificando el uso de la violencia por parte del Gobierno por la
existencia de esa otra, pues toda violencia, venga de donde venga y en
la forma en que se ejerza, siempre es condenable.

No obstante todas esas circunstancias, existen varios enunciados en la
"actualización", como las aperturas al cuentapropismo, al
cooperativismo y a la inversión extranjera, nuevas modificaciones a las
leyes migratorias, eliminación de la doble moneda, autonomías
empresariales, eliminación del papel de empresario del Estado,
modificaciones a la Constitución y otras que, desprovistas de los
viejos enfoques y limitaciones, apuntarían a cambios que pueden llegar a
ser significativos.

Esto no debería ser desaprovechado por los interesados de cualquier
escenario en que se realicen verdaderas transformaciones hacia la
democratización de la política y la economía del país.

Las tradicionales políticas de aislamiento, presiones internacionales y
el lenguaje agresivo e insultante solo pueden servir para fortalecer las
posiciones de los opuestos a que los enunciados "reformistas" de la
"actualización" se traduzcan en leyes y acciones efectivas que puedan
conducir a ese necesario proceso de democratización de la vida política
y económica del país que, guste o disguste, para ser viable, debe contar
con el aval de fuerzas dentro del Gobierno.

De manera que las limitadas transformaciones que están teniendo lugar en
la sociedad cubana, al socaire de la "actualización", si se consideraran
más allá de una "maniobra" gubernamental para mejorar su imagen
internacional y se apreciaran como una oportunidad para favorecer otras
dinámicas internas en la situación económica-social y política del país,
pudieran y debieran ser jaleadas desde la misma oposición tradicional,
desde toda la sociedad civil cubana y la comunidad internacional.

Lo que cada cual puede o debe hacer, desde su posición, es cosa que debe
definir cada uno de acuerdo con su conciencia, sus capacidades y
posibilidades. Pero cualquier enfoque general, que para ser efectivo
debe ser consecuentemente democrático y pacífico, debería contemplar el
acercamiento, el diálogo y la cooperación, así como la eliminación de la
retórica agresiva y amenazante y de las presiones económicas y políticas
internacionales.

Cuba debe abrirse al mundo y el mundo a Cuba, dijo Juan Pablo II. El no
dijo que Cuba debería esperar a que se abriera el mundo, ni que este
debería esperar a que se abriera Cuba. Pidió apertura de ambos lados.
Cada cual haga su parte.


Este texto fue la base para la presentación del autor en la Conferencia
Internacional "Caminos para la democracia en Cuba", organizada por la
Fundación Konrad Adenauer en México, los días 3 y 4 de diciembre de 2014.

Source: Cambios en Cuba, ¿instrumentos para la inserción internacional?
| Diario de Cuba - http://www.diariodecuba.com/cuba/1417963885_11677.html

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