lunes, 1 de diciembre de 2014

Cómo llegan los cubanos a fin de mes (el editorial que le falta a 'The New York Times')

Cómo llegan los cubanos a fin de mes (el editorial que le falta a 'The
New York Times')
IVÁN GARCÍA | La Habana | 1 Dic 2014 - 8:34 am.

Si a usted le dijeran que recibirá un salario de 350 pesos —equivalente
a 15 dólares— por ser custodio nocturno en una desvencijada escuela, en
un
 país donde no existe el crédito y donde si quiere comprar carne de
res, pescado o leche en polvo debe pagar en moneda dura (la que no paga
el Estado), 
y donde un electrodoméstico representa el equivalente a
seis salarios mensuales, probablemente pensará que su interlocutor es un
cínico, un loco o un charlatán.

Pero si usted es una persona honesta, y sabe que ese país existe,
indagará cómo llegan a fin de mes esos atribulados ciudadanos.

Ese país se llama Cuba. Una nación que, para bien o para mal, se ha
idealizado. Hay quienes adoran a Fidel Castro solo para apuntalar su
desprecio hacia Estados Unidos. Desde esa perspectiva, airean las cifras
positivas del régimen —que cada vez son menos—, y como loros amaestrados
repiten los otrora logros de una cobertura universal de salud y
educación para todos.

Es cierto, en Cuba nadie te pregunta si eres disidente o comunista a la
hora de recibir atención médica (sería el colmo). Pero existen diferencias.

Mientras los ministros y generales acuden a hospitales que nada tienen
que envidiar a clínicas privadas del primer mundo, la mayoría de la
población debe madrugar para sacar un turno con un especialista, la
mayoría de los hospitales piden a gritos ser reparados y escasean
equipos y medicamentos.

La educación es otro tema controvertido. Todos los cubanos sabemos leer,
escribir y utilizar los múltiplos básicos. Pero al tener el estudiantado
una formación altamente ideologizada, los alumnos de bachillerato
aprenden más rápido a desarmar un fusil AKM que cualquier regla
elemental de urbanidad.

Más allá, si un cubano aspira a estudiar en la universidad, debe
camuflar su manera de pensar. Para un disidente público, es imposible
acceder a carreras como periodismo o relaciones internacionales, donde
el componente ideológico y de lealtad hacia el régimen es condición.

Así, después que hablan de los éxitos, destacan el deporte, la cultura y
el tesón de plantarle cara al "imperialismo yanqui" a sólo 90 millas de
sus costas, los aduladores de los Castro se nos quedan sin argumentos.

¿Y los derechos políticos no valen? ¿Por qué los cubanos no podemos
convocar una huelga para reclamar mejoras salariales y obligar al
Gobierno a que acabe de implementar la unificación monetaria, baje el
precio del combustible y vuelva asequibles los productos necesarios para
la vida?

Esas preguntas tienen espinas para los defensores del régimen. Pero
volviendo al principio, intentemos describirle a un forastero despistado
cómo llegan los cubanos a fin de mes.

Reinier G. es custodio de una escuela en un populoso municipio habanero.
Hace guardia en noches alternas y recibe un salario de 352 pesos al mes.

Bueno, su trabajo de custodio es un tape. "Tenía al Jefe de Sector
(policía del barrio) arriba de mí para que empezara a trabajar. Ya tenía
dos actas de advertencia por peligrosidad social. Cuando se acumulan las
advertencias, te pueden sancionar hasta con dos años de cárcel 'por
peligrosidad'. Comencé a trabajar de custodio para guardar las apariencias".

Reinier G. confiesa que va a su guardia a dormir. "Debo velar para que
no
 se roben los televisores, los tubos de luz fría y unas computadoras
del tiempo de ñañaseré. Si no hubiese custodio, todo eso se lo robarían.
También que ninguna pareja entre al patio del colegio y se ponga a tener
relaciones íntimas. Después de un par de rondas, sobre las dos de la
madrugada me tiro a dormir encima de una mesa hasta el amanecer".

¿Y cómo puede Reinier G. estirar su salario hasta fin de mes? "El
salario en Cuba es una burla. No vivo de mi sueldo. Me gano la vida como
recogedor de bolita [lotería ilegal]. Recojo dos veces al día. Consigo
entre 250 y 400 pesos diarios", explica.

Se podría pensar que Reinier G. es una excepción. Pero cuando se indaga,
uno se entera que alrededor del 90% de los cubanos suele buscar un
dinero extra al margen de la ley.

Yolanda L., profesional, vende café y jugo de frutas en su oficina. Y
piensa expandir el negocio. "Próximamente ofertaré comidas y dulces.
Gano 
512 pesos al mes (21 dólares), no es de los salarios más bajos,
pero si dependiera solo de ese dinero, no me alcanzaría para mantener a
mis dos hijos y llegar a fin de mes. Vendiendo jugo y café gano el triple".

Reinier G. y Yolanda L. no pagan impuestos por sus "oficios de
buscavidas". Otros, los que desean vivir con ciertos "lujos" (comer
bien, vestir ropa de marca, tener una casa decente y un viejo auto
americano), simplemente meten la mano en la caja de caudales del Estado
o se roban cualquier cosa de valor que encuentren a su alcance.

Sixto H., economista de una empresa, tiene como misión principal
justificar el robo de sus jefes. "En los papeles tienes que cuadrarlo
todo, por si hacen una auditoría. Los trucos y la ingeniería financiera
para camuflar robos son habituales en muchas empresas. Por esas
artimañas, a diario me dan 5 o 10 pesos convertibles. También una jaba
con comida".

Rogelio R., chofer de ómnibus urbanos, explica cómo llega a fin de mes:
"Fácilmente. Cada día me llevo de 200 a 300 pesos de la recaudación del
pasaje. Unos se llevan más, otros menos, pero eso lo hacen todos los
choferes".

Cuba funciona así. Con leyes no escritas. Con robos, fraudes y desfalcos
a empresas estatales. La realidad subyace debajo de una capa de
mojigatería en la mentalidad de algunos propios y muchos extranjeros.

En la Isla, la gente come, se divierte o hace compras en moneda dura
gracias a las remesas enviadas por sus familias desde el exterior o…
lucrando con los recursos del Estado.

Esa masa anónima de cubanos, con sus triquiñuelas para sobrevivir en un
país donde el salario mensual promedio es de 20 dólares, un televisor de
plasma cuesta 800 y un Peugeot 300.000, espera por un editorial de
cualquier periódico, empezando por The New York Times, ahora que tiene a
Cuba de moda, que la reconozca.

Source: Cómo llegan los cubanos a fin de mes (el editorial que le falta
a 'The New York Times') | Diario de Cuba -
<http://www.diariodecuba.com/cuba/1417419279_11549.html>

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