martes, 9 de diciembre de 2014

Los campesinos ya no quieren seguir callados

Los campesinos ya no quieren seguir callados
ORLANDO PALMA, La Habana | Diciembre 08, 2014

Muy lejos de los estudios de la televisión donde se fabrican las
noticias triunfalistas y de las oficinas climatizadas donde se intenta
planificar la economía, los campesinos están realizando sus asambleas de
balance en las cooperativas, en previsión del XI Congreso de la
Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), que se celebrará en
mayo. Un rosario de restricciones y quejas se desgrana en cada una de ellas.

Expresado en el lenguaje de los medios oficiales, los integrantes de la
ANAP analizan por estos días las proyecciones del sector con vistas a
impulsar la eficiencia económica y "revertir los resultados de
producciones prioritarias para la alimentación del pueblo". El
presidente de la ANAP, Rafael Santiesteban Pozo, ha declarado que los
encuentros ponen énfasis en la introducción de la ciencia y la técnica
en el cultivo de alimentos, pero los testimonios de varios agricultores
apuntan hacia otro orden de prioridades.

Hasta ahora solo se ha realizado el 48% de las asambleas previstas y
faltan aún las que deberán celebrarse a nivel municipal primero y
provincial después, pero ya se va perfilando un común denominador en los
problemas planteados. Entre los más repetidos se encuentra la
incomodidad que genera los atrasos en la entrega de los recursos para
cumplir los compromisos pactados. El poco acceso a la infraestructura de
riego y a las semillas y las limitaciones para adquirir tractores son
las principales quejas.

Los tabacaleros, por su parte, se quejan de que no reciben a tiempo el
abono o los fertilizantes, o que el alambre para sostener la tela del
tabaco tapado no tiene la calidad requerida; los productores de viandas
y vegetales manifiestan su inconformidad por la falta de realismo en las
cláusulas de los contratos y en general los anapistas parecen no estar
en disposición de cargar con la culpa del desabastecimiento o de que las
tarimas de los mercados oferten mercancías a precios inalcanzables.

Del otro lado de la mesa, donde se sientan los dirigentes, se insiste en
fortalecer las juntas directivas y trabajar en la superación de los
cuadros, más los consabidos llamados al orden, la disciplina y la
exigencia. De esa manera, la fórmula de los funcionarios para solucionar
los graves problemas de la agricultura cubana se presenta en orden
inverso a la planteada por los hombres que trabajan la tierra.

Si para estos últimos es imprescindible mejorar los pagos del Estado por
los productos agrícolas, aumentar la oferta de insumos y abaratar sus
precios, además de ampliar la autonomía del campesino a la hora de
decidir el tipo de cultivo y el destino final de sus cosechas. Los
dirigentes estatales, por su parte, apuestan por un aumento de la
productividad a cualquier precio y aseguran que solo así mejorarán las
condiciones del campo.

Tenemos aquí un profundo conflicto sobre las prioridades, sí debe ir
primero el aumento de la producción o la mejora en las condiciones
laborales. Lo cierto es que a pocos meses de realizarse el congreso de
la más importante organización de campesinos de todo el país, las
demandas de los hombres del surco se acercan más a las exigencias de un
país medieval que de una economía del siglo veintiuno.

Source: Los campesinos ya no quieren seguir callados -
http://www.14ymedio.com/nacional/Campesinos_0_1684631530.html

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