sábado, 17 de enero de 2015

Empresas esclavas, Estado capataz

Empresas esclavas, Estado capataz
¿Qué independencia puede tener una empresa cuyas áreas, departamentos y
hasta cada trabajador tienen orientado "de arriba" todo lo que deben hacer?
sábado, enero 17, 2015 | Orlando Freire Santana

LA HABANA, Cuba. -La propaganda oficialista cubana viene insistiendo en
la próxima implementación de un grupo de medidas que aumentarían la
autonomía de las empresas estatales. Por ejemplo, la aprobación por las
propias entidades del fondo de salario de los trabajadores, la
ampliación de su objeto social, y la retención del cincuenta por ciento
de las utilidades.

En ese contexto se inscriben unas declaraciones al periódico
Trabajadores, el pasado 12 de enero, del señor Salvador Valdés Mesa,
vicepresidente del Consejo de Estado, durante una visita a la provincia
de Cienfuegos.

El funcionario exhortó a los directivos provinciales para que se
preparen "con vistas a asumir las nuevas regulaciones que dan mayor
independencia a la empresa estatal socialista". Sin embargo, acto
seguido Valdés Mesa pasó a referirse al plan de la economía nacional
para el actual año 2015, el que en estos momentos es presentado en todos
los centros laborales del país para su conocimiento y discusión.

En este sentido el visitante fue explícito al declarar que "a nivel de
la macroeconomía el plan está asegurado, pero en los centros hay que
desagregarlo por áreas, departamentos, y además por meses. Sería bueno
llevarlo a cada puesto, a cada trabajador".

Conviene aclarar que ese plan empresarial al que se refiere Valdés Mesa
no es aprobado por la propia entidad, sino por la Organización Superior
de Dirección Empresarial (OSDE). Se trata de instancias que agrupan a
empresas de una determinada rama de la economía, y que han suplantado
operativamente a los ministerios en la tarea de dirigir y controlar el
trabajo de las unidades de base.

Pero las OSDE, a su vez, se subordinan a los ministerios. En el fondo,
nada ha cambiado, pues las empresas siguen sujetas a la tutela de los
organismos superiores de la economía. Solo se ha agregado un eslabón
intermedio, con el consiguiente aumento de la burocracia.

Entonces, ¿qué independencia real puede tener una empresa cuyas áreas,
departamentos y hasta cada trabajador tienen orientado "de arriba" todo
lo que deben hacer, en una especie de camisa de fuerza que les impide
desarrollar la iniciativa creadora?

Por supuesto que no son novedosas las incongruencias de este tipo.
Estuvieron presentes en los años 70 y 80, cuando los amagos reformistas
del Cálculo Económico fueron detenidos bajo el pretexto de que se estaba
descuidando el trabajo político con las masas. O en la década de los 90,
cuando ciertas aperturas económicas se estancaron a raíz de que las
autoridades estimaran que el período especial había salido de su peor
momento. Es decir, que cada vez que las palancas del mercado han pugnado
por abrirse paso en la economía, se aparece la planificación
centralizada para abortar el proceso de cambios.

Claro que lo declarado en Cienfuegos por Salvador Valdés Mesa no
constituye únicamente un punto de vista personal. En este caso él actuó
como portavoz de la clase dominante; una clase que no aboga por cambios
profundos que coadyuven al despegue de la sociedad cubana, sino por
simples adecuaciones al modelo económico existente, y así conservar sus
prebendas.

Source: Empresas esclavas, Estado capataz | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/empresas-esclavas-estado-capataz/

No hay comentarios:

Publicar un comentario