miércoles, 15 de abril de 2015

Negociaciones Cuba-EEUU - una perspectiva

Negociaciones Cuba-EEUU: una perspectiva
PEDRO CAMPOS | La Habana | 15 Abr 2015 - 10:55 am.

Son necesarios un mayor involucramiento popular y la aceleración del
levantamiento de las sanciones pendientes del bloqueo-embargo.

Las negociaciones entre Cuba y EEUU, que desembocaron en la declaración
de los respectivos presidentes el pasado 17 de Diciembre, estuvieron
desarrollándose en forma secreta durante 18 meses, según distintas
fuentes. Posteriormente se han efectuado varias rondas de conversaciones
sobre distintos temas, siendo uno de los objetivos prioritarios el
restablecimiento de las embajadas que permitiría una relación más fluida
entre ambos gobiernos. Pero también estos encuentros se han desarrollado
de manera bastante cerrada y ha sido escueta la información brindada al
público.

Desde luego, se han tratado asuntos sensibles que por sus implicaciones
y afectaciones a terceros, demandan un nivel de discreción. También es
verdad que por sensibilidad diplomática, alguna de las partes se ve
obligada a aceptar limitaciones en la información a la prensa. Y nadie
duda que ambos gobiernos estén sometidos a presiones de fuerzas
encontradas que darían lo que no tienen por obstaculizar el proceso, y
eso los obliga a manejar los aspectos con bajo o ningún perfil público y
a actuar como equilibristas en cuerda floja.

Pero las dos partes deben tener en cuenta que si en esta negociación hay
un doliente, quien "sin comerla ni beberla" es el que ha pagado todos
"los platos rotos", ese es el pueblo de Cuba, que ha resultado divido,
empobrecido, maltratado, mutilado y con muchos muertos a causa de un
enfrentamiento, donde una parte ha tratado de imponer un "socialismo"
que nunca ha existido y la otra hizo todo lo posible por obstaculizarlo.
Lo que sí existió y existe, tan combatido por Occidente y los demócratas
en general, nunca fue más que un capitalismo monopolista de Estado
disfrazado de socialismo.

El Estado cubano, que "redimió" a los asalariados explotados por los
patrones privados, para "echarse él esa carga" encima, y los gobiernos
norteamericanos, que durante medio siglo trataron de obligarnos a
alzarnos contra el nuevo único patrón, deben muchas explicaciones a los
cubanos y contrajeron deudas que solo podrían saldarse en parte dejando
a este pueblo decidir sus destinos por sí mismo, sin odios, revanchismos
ni imposiciones de ningún tipo.

Los negociadores estadounidenses han tenido la elegancia de reunirse con
algunos representantes de la sociedad civil cubana, para exponerles
aspectos de las negociaciones y recoger opiniones al respecto. El
Gobierno cubano no ha tenido la misma delicadeza.

Aunque sería mucho pedir, si el Gobierno cubano invitara a un
intercambio de criterios al respecto, a sus "cuadros en las
organizaciones de masas" y a otros cubanos de la sociedad civil
independiente, incluso a los tradicionales opositores que rechazan el
establecimiento y poder debatir, entre todos, las razones de los otros,
aparecería una buena oportunidad que pudiera abrir el camino del diálogo
necesario. Y así nos iríamos acostumbrando a oír, desde el respeto
mutuo, criterios que no compartimos pero que existen y forman parte del
conjunto social que somos los cubanos.

Creo que además de la información a la prensa, esos encuentros serían
una buena forma en que el Gobierno cubano pudiera realmente sostener un
intercambio con una amplia representatividad popular y empezar a
convertir ese asunto de las negociaciones en algo más allá de un tema de
gobiernos.

El pueblo cubano todo, independientemente de la posición política de
cada ciudadano, de dentro y de fuera, tiene derecho no solo a ser
informado, sino también a expresar sus opiniones sobre este proceso, la
forma y el contenido de cómo se está desarrollando.

Pero es más, por ser él el verdadero poder soberano de la nación por
encima de figuras, partidos y "representantes" impuestos o electos, son
los ciudadanos cubanos los que deberían decidir sobre estas
negociaciones y los lazos fututos con el vecino norteño.

Desde posiciones de izquierda democrática, nos encontramos entre los que
siempre consideramos el bloqueo-embargo injusto, abusivo, criminal y
lesivo a los derechos de todos los cubanos, el cual poco o nada sirvió
para "presionar cambios en el Gobierno cubano". Esto nos hace sentir con
derecho a conocer con la mayor precisión posible cómo estas
negociaciones se van a revertir en beneficio de todos los cubanos, de
dentro y de fuera.

Hoy insistimos también en la necesidad de que el Ejecutivo y el Congreso
de EEUU den pasos firmes para acabar con este espantapájaros de la
Guerra Fría, independientemente, sin caer en las pausas y lentitudes de
la parte cubana y en la conciencia de que no se trata de "imponer" la
democratización en Cuba, sino de acabar con una política absurda,
inhumana y contraproducente y de crear las condiciones que permitan al
pueblo cubano alcanzarla por sí mismo.

Es la única forma para que resulte legítima y entera, fruto de los
esfuerzos internos y no mediatizada por de injerencias externas o
autoritarismos internos.

Los que del lado de allá del Estrecho de Florida siguen insistiendo en
condicionar avances en el levantamiento del bloqueo-embargo a pasos
democráticos del Gobierno cubano, continúan cometiendo el mismo error de
siempre en las políticas estadounidenses previas al 17 de diciembre de
2014. Y lo peor de todo: le hacen el juego a las fuerzas más oscuras que
en el Gobierno-Partido pretenden no cambiar nada.

Source: Negociaciones Cuba-EEUU: una perspectiva | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1429043220_13989.html

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