lunes, 11 de mayo de 2015

1.000 millones para hacer inversiones en Cuba

1.000 millones para hacer inversiones en Cuba
El final del embargo da alas a un inversor cubano exiliado para entrar
en empresas que apuesten por la isla
PABLO PARDO Corresponsal Washington Actualizado: 10/05/2015 16:54 horas

José Oro podría haber acabado de ministro en la Cuba marxista de Fidel
Castro. En lugar de eso, se ha convertido en inversor en la Cuba
postmarxista de Raúl Castro. Oro es el director de inversiones de la
gestora de fondos Thomas Herzfeld, y está creando un fondo de private
equity que cuenta con 100 millones de dólares, 94 millones de euros,
comprometidos y espera llegar a los 1.000 millones de dólares en 18
meses con los que entrar en el capital de empresas que inviertan en Cuba.

«El respaldo de Wall Street es total», explica Oro, que con este fondo
continúa una carrera que comenzó en 1991 con una huida de Cuba que el
propio interesado califica de «antiheroica»: el Gobierno de Fidel Castro
le envió a un congreso a Estados Unidos y, según cuenta, «viajé en
primera clase de Toronto a Boston, y me quedé», recuerda Oro, que es
ingeniero de minas y geólogo, y estudió en Cuba o Polonia. En aquel
momento, ocupaba el cargo de director del Ministerio de Industria Básica.

Al llegar a EEUU, contactó con Thomas Herzfeld, uno de los inversores
más respetados del país, y le explicó que el comunismo no iba a
colapsarse en Cuba, como sucedió en Europa del Este y la URSS. Pero,
también, que el castrismo no sería eterno. Así, en 1994, Herzfeld creaba
el fondo Caribbean Basin Fund, que cotiza en el Nasdaq. Su objetivo:
invertir en empresas que pudieran beneficiarse del levantamiento del
embargo de EEUU a Cuba.

Pero los negocios en Cuba dependen también de otro país casi tan
imprevisible como el que dirigen los Castro: EEUU. Apenas dos años
después de haber sido creado, el Caribbean Basin Fund estuvo poco menos
que contra las cuerdas cuando EEUU aprobó la Ley Helms-Burton, que
otorgaba a Washington la facultad de actuar contra empresas de terceros
países que invirtieran en Cuba.

Ese lado del embargo a menudo se soslaya en el análisis de la economía
de Cuba. Como explica Oro, «no es sólo es importante el levantamiento
del embargo a las exportaciones de EEUU, también lo es la autorización
de importaciones». Un ejemplo de ello es Florida, el territorio
estadounidense más cercano a Cuba. «Florida es llana y pantanosa. No
tiene rocas. Así que consume 98 millones de toneladas de piedra al año.
Cuba apenas consume 2 millones, y el norte del país es montañoso y tiene
canteras», concluye el financiero.

Esas oportunidades de negocio dependen de la actitud de EEUU. Igual que
el proyecto de Cuba de convertirse en un centro del tráfico marítimo
gracias a la expansión del Canal de Panamá, la construcción del de
Nicaragua, el nuevo puerto de aguas profundas de Mariel y la posible
expansión del de Santiago. Para que Cuba consiga su objetivo, EEUU
deberá derogar la disposición que hace que los buques que tocan puerto
cubano no pueden entrar en un puerto estadounidense en 180 días.

Son muchas incertidumbres. Pero el mercado, a raíz de la apertura
iniciada el 17 de diciembre entre Washington y La Habana, apuesta por
Herzfeld. Tras dos décadas de su creación, el Caribbean Basin ha
triplicado su valor, hasta los 100 millones de dólares. Pero no es ése
su único vehículo para acceder a Cuba. Hace poco creó Virtus, un fondo
de private equity con un valor de unas decenas de millones de dólares.
El otro, de una escala mucho mayor, es el fondo que Oro está levantando
y en el que la inversión mínima será de un millón de dólares para
inversores individuales y cinco para institucionales. Sus áreas de
inversión serán agroalimentación, construcción o transporte aéreo y
marítimo, y se centrará sólo en Cuba. Tanto Virtus como el nuevo fondo
son cerrados, es decir, los inversores deben aceptar ventanas de cinco o
10 años en las que no podrán sacar su dinero. Este financiero cree que
la apertura económica en Cuba será «muy controlada», tanto porque La
Habana va a seguir el ejemplo de Vietnam como porque el desmantelamiento
del embargo de EEUU va a ser gradual.

En algunas áreas, el embargo ha desaparecido en la práctica. «Por
ejemplo, en materia de industria alimentaria ya se puede importar a Cuba
prácticamente todo lo que los cubanos puedan pagar», afirma.

Oro cree que la próxima industria a la que llegará el sector privado
será la de la construcción. «Ya hay equipos formados por albañiles,
fontaneros, carpinteros... que están modernizando viviendas para que sus
propietarios puedan alquilar casas y habitaciones. Están realizando
obras en unas 8.000 casas. Este sector ya recibió en 2014 préstamos de
la banca estatal cubana por un valor que, al cambio, fue de 108 millones
de dólares». No en balde, Airbnb, la empresa que conecta a través del
ordenador o del móvil a personas que alquilan casas y a viajeros y que
ha dinamitado el sector hostelero en Nueva York, ya opera en Cuba.

Las construcción y el turismo van de la mano en Cuba. Lo mismo que las
infraestructuras. «Cada turista necesita en promedio 75 galones [cerca
de 300 litros] de agua al día, si se tiene en cuenta desde el consumo
hasta el aire acondicionado o la piscina», revela Oro. Por ello, la
construcción va a ser una de las principales áreas de atención del nuevo
fondo, además de la tecnología y telecomunicaciones.

El enfoque de Oro es ir empresa a empresa. Por ejemplo, está analizando
invertir en una compañía de la región que tiene 15 aviones para 40-60
pasajeros, ideales para aterrizar y despegar con turistas en aeródromos
pequeños. Sería algo más que una inversión de cartera. «Si sale
adelante, les ayudaríamos a comprar aviones, a negociar con los cubanos,
etc,», dice. Es una muestra de cómo el fondo ha tratado de cultivar
buenas relaciones con La Habana. «Herzfeld tiene credibilidad entre los
funcionarios cubanos. Saben que es serio. Y no estamos haciendo lobby,
ni en EEUU ni en Cuba», explica Oro.

Pero Cuba tiene riesgos adicionales. Por ejemplo, las reclamaciones por
las expropiaciones masivas tras la Revolución. Eso ha obligado a Oro a
realizar una due diligence extra, al crear una base de datos de 1.200
empresas, en cuya elaboración «hemos sido muy cuidadosos al distinguir
entre las que pueden ser objeto de reclamaciones por las expropiaciones
de la Revolución y las que no». No quiere que el dinero de sus fondos
vaya a empresas blanco de litigios.

El director financiero de Herzfeld, sin embargo, cree que esos
obstáculos no empañan el futuro de Cuba. Cita como ejemplo el país de
sus ancestros: España. «La primera vez que estuve en España fue a
finales de los 70»; volvió en 1983. «El país había cambiado tanto que no
lo reconocía. Había pasado de ser como un país latinoamericano a un país
europeo. Lo mismo pasará en Cuba».

Source: 1.000 millones para hacer inversiones en Cuba | Economía | EL
MUNDO -
http://www.elmundo.es/economia/2015/05/10/554f6f9f268e3e71098b4571.html

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