lunes, 11 de mayo de 2015

De Moscú a Roma - Raúl Castro amarra la transición cubana

De Moscú a Roma: Raúl Castro amarra la transición cubana
Posted on 11 mayo, 2015
Por Carlos Cabrera Pérez

Para mis amigos Pío, Arturo, Julián, Richie, Luis y Regino

Raúl Castro Ruz está haciendo una carrera diplomática contrarreloj para
intentar dejar todo atado de cara a la transición a la partidocracia,
que será más visible a partir de 2018, cuando deje todos sus cargos y
-como su hermano Fidel- se convierta en un jarrón chino.

En menos de un mes, el presidente cubano se ha hecho más kilómetros que
el perro de un amolador de tijeras y cuchillos, para verse con Barack
Obama en Panamá y el resto de mandatarios de la región; Argelia (una
llave arabista, africana y antiislamista radical); Moscú dolarizado,
pero que conserva la nostalgia del soviet de Mabay, en encuentros con
Vladimir Putin y el patriarca Kirill, líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa;
y Roma, donde se vio con el Papa y con Mateo Renzi; y vuelta a La Habana
para verse con François Hollande.

Raúl ha llegado a confesarle a Francisco que esta ha sido "la visita más
importante de toda mi vida. De verdad", y también prometió que volverá a
rezar y regresará a la Iglesia, honrando su pasado jesuíta. Por lo
pronto, dijo que iría a todas las misas que el Papa ofice durante su
anunciada visita a la isla, el próximo septiembre.

Intereses de transición

La delegación que lo acompañó desde Argelia hasta Roma representa los
intereses de la primera hora transicional: militares, Leopoldo Cintra
Frías; y economía, Ricardo Cabrisas Ruiz. El canciller Bruno Rodríguez
Parrilla es un empleado de ocasión, que pudiera caer en alguna
escaramuza en defensa del tardocastrismo o embriagado por las mieles del
poder, como sus antecesores en el cargo, pero Bruno está demostrando ser
mucho más hábil en la ardua tarea de la sobrevivencia en el poder. Y,
como sucede en todas las últimas comitivas, ahí estaba también Alejandro
Castro Espín, el elegido.

Quizás "Polo" Frías no sea el general más carismático; pero selló su
suerte con los Castro cuando se prestó a denigrar a su jefe Arnaldo
Ochoa Sánchez, en el aciago verano de 1989. Un hombre del perfil de
Julio Casas Regueiro habría sido el arquitecto ideal en la reforma del
ejército cubano, pero los revolucionarios también se mueren.

Con Raúl siempre viajan Alejandro Castro Espín y Raúl Rodríguez Castro,
hijo y nieto, quienes contribuyen a la imagen de familia que siempre ha
obsesionado a su padre y abuelo. Ambos con mucho poder aparencial; pero
que podrían ser sacrificados políticamente en la hora de los mameyes
para evitar cualquier vinculación norcoreana.

Alejandro y Rodríguez son jóvenes con intereses y motivaciones
diferentes a la gesta inicial del castrismo y saben que pasar de la
primera plana al anonimato confortable en un sistema partidocrático
implica sacrificarse por la patria y la familia.

De la dictadura a la partidocracia

Pero todo este despliegue diplomático y aéreo no oculta dos retos que
siguen desafiando a Raúl Castro y su gobierno: no hay papas y la reforma
de la relación gobierno-oposición.

Una clave imprescindible para pasar de una dictadura a una partidocracia
es que haya una prosperidad que alcance a casi todos los sectores
sociales, y un diálogo medido con los que ahora son linchados
mediáticamente y agredidos físicamente por hordas de súbditos
hambrientos y obnubilados, como esa ¿sicóloga? empeñada en pagarse el
viaje a Panamá para gritar sandeces sicóticas.

Un vistazo a la prensa cubana sigue confirmando deficiencias que aún
subsisten como la escasez de papas, la falta de agua potable, las
carencias del servicio de salud pública, fraudes e ineficiencia en la
educación y un largo etcétera negativo.

El arreglo con Washington incluye un cierto dejar hacer al castrismo
frente a su oposición, pero es una postura insostenible porque no se
puede dialogar con el enemigo poderoso y lapidar al paisano discrepante.

Opositores ante un reto

La oposición cubana tiene el reto de hilar fino para que sus posturas
sean cada vez más inteligentes, mesuradas y sensatas. Aunque el
tardocastrismo insista en su espejismo represivo y letanías habituales
-ahora con un argumento menos- el imperio que pagaba a "mercenarios"
ahora es vecino cordial y respetuoso.

Todas las transiciones de dictaduras a sistemas multipartidistas se han
gestado y materializado con simpatía internacional, pero siempre con el
esfuerzo y la generosidad de todos los implicados en el conflicto y en
un escenario de prosperidad económica tangible y de confianza en el futuro.

Generar y repartir riqueza, y promover un clima del goce de las
diferencias y los matices políticos, son las claves imprescindibles para
una arquitectura de la transición cubana del tardocastrismo a la
partidocracia. Mientras eso no ocurra, ya Raúl Castro puede volver a
rezar hasta en latín.

Tiempo cronológico queda; los tiempos políticos y biológicos tienen
relojes diferentes y la cubana es una latitud con el tiempo congelado
desde 1959 hasta 2006, cuando Raúl Castro Ruz emprendió la larga marcha
hacia su estatus de jarrón chino, que la historia reserva a los hombres
que emprenden cambios.

Todo el mundo los elogia y los caribes llegan hasta decir: ¡que bonito
ese jarrón! Pero casi nadie sabe qué hacer con ellos o dónde ponerlos,
aunque andando por casa, siempre se tropiecen con él.

Source: De Moscú a Roma: Raúl Castro amarra la transición cubana | Café
Fuerte -
http://cafefuerte.com/cuba/24199-de-moscu-a-roma-raul-castro-amarra-la-transicion-cubana/

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