martes, 6 de octubre de 2015

El fraude de los consultores para negocios en Cuba

El fraude de los consultores para negocios en Cuba
¿Por qué engañar a empresarios norteamericanos asegurándoles que pueden
visitar La Habana y poner, así de fácil una representación en Cuba?
Juan Juan Almeida
octubre 05, 2015

Un país que plantea con formalidad abrirse a la inversión extranjera,
sabe que debe enfrentar el gran reto de mejorar la calidad en la
educación y la infraestructura legal.

En materia educativa, y lejos de lo que proclama el gobierno
revolucionario; la burocracia, la corruptela, la escasa preparación de
maestros, la pésima organización escolar, y ciertas prácticas que, como
el fraude, por existir desde hace tiempo se han convertido en normales,
son razones que deterioran el sistema educacional.

Por ejemplo, Corea del Sur, un país que para los años 50s era tan pobre
como Haití, y al no tener otro recurso, más que el humano, se vio
obligado a invertir en su propia gente, logrando una transformación
basada principalmente en la ecuación, formación-educación de sus
escuelas primarias y secundarias.

Cuba hace justo lo contrario, invierte la mayoría de los recursos
educacionales en las universidades y esta errada focalización, además de
que evidencia una lamentable preocupación por el futuro del país, hace
que la mayoría de los favorecidos terminen siendo universitarios
básicamente instruidos pero muy mal educados, y trae como resultado el
desánimo entre los estudiantes y una merma importante de esa cantera.

En materia legal las cosas no son diferentes. El gobierno cubano tiene
un plan bien diseñado para atrapar inversionistas haciendo publicidad
sobre las oportunidades de negocios que asegura brindar en una amplia
gama de sectores. Pero pese al alarmante optimismo que parece contagiar
a empresas norteamericanas, Cuba no tiene ni instituciones creíbles ni
reglas claras, ni un código de derechos que proteja a los extranjeros
que invierten dinero en la isla. Lo que sí tiene, son cientos de
"cantamañanas" que aprovechando el total desconocimiento, ejercen la
desfachatez de sobrevalorarse y autodenominarse "consultores para
negocios en Cuba".

Un viejo amigo repite "el peligro no está en la mentira, sino en la
credibilidad que genera".

Y en efecto, este tipo de payasos con libertad de expresión, palabrería
impertinente e ínfulas corporativas, deberían ser sancionados por vender
a los empresarios y a empresas norteamericanas, la idea de que, en un
dos por tres, llegarán a Cuba y establecerán negocio.

Es cierto que el ejecutivo norteamericano aprobó recientemente
normativas destinadas a flexibilizar las sanciones a la isla
permitiendo, entre otras cosas, que personas bajo la jurisdicción
estadounidense puedan establecer y mantener presencia física en la isla,
tal como una oficina, punto de venta minorista o almacén y hasta emplear
a personas en Cuba; pero nada de eso es simple.

El gobierno cubano es cauteloso y la palabra libertad le sabe un tanto a
desparpajo. Por eso, para que una empresa extranjera pueda asentarse y
hacer negocios en Cuba, debe estar previamente aprobada, avalada y
registrada por la Cámara de Comercio de la República de Cuba.

Únicamente a las compañías aprobadas se les permite rentar espacios de
oficina en inmobiliarias destinadas para tales funciones, comprar
vehículos en el mercado nacional o importarlos para uso específico
empresarial, abrir cuentas comerciales, hacer negocios en Cuba y
contratar a cubanos siempre que estos pertenezcan a alguna bolsa
empleadora como ACOREX, PALCO, HABAGUANEX, etc.

Creo necesario aclarar que según las normativas que rigen la isla, para
que un cubano pertenezca a una bolsa empleadora, no debe estar
desempleado y además debe cumplir el cuestionado, polémico pero
imprescindible requisito de "idoneidad". O sea, las empresas
extranjeras, incluidas las norteamericanas no pueden tener empleados
escogidos por ellos, solo los contratados y previamente autorizados por
el gobierno cubano.

También existe el freelance; pero son figuras ilegales que por
resolución ministerial tienen prohibido participar en reuniones de
negocios con compradores, vendedores, gestores o cualquier otro
funcionario del sistema empresarial.

Para que una empresa extranjera, del país que sea, obtenga el registro
oficial de la Cámara de Comercio, lo primero, es haber estado haciendo
negocios con Cuba durante los últimos 3 años, o haber mantenido durante
ese mismo tiempo un monto de negocios, cuya cifra me avergüenza.

Cumplir estos requisito no garantiza la anhelada aprobación que llega
desde "el más allá". Misterio comparable con el legendario enigma sobre
quién nació primero, el huevo o la gallina.

Todo este fenómeno explica que la mayoría de los empresarios serios que
visitan la isla terminan aburridos del cuento o sintiéndose estafados.
Razón suficiente para preguntarle a los "supuestos" consultores: ¿Por
qué engañar a empresarios norteamericanos asegurándoles que pueden
visitar La Habana y poner, así de fácil una representación en Cuba?

Source: El fraude de los consultores para negocios en Cuba -
http://www.martinoticias.com/content/fraude-para-consultores-para-negocios-con-cuba/105924.html

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