viernes, 9 de octubre de 2015

Secretaria de Comercio de EEUU en Cuba - una apuesta peligrosa

Secretaria de Comercio de EEUU en Cuba: una apuesta peligrosa
La visita de Penny Pritzker toca alarma sobre el peligro que en política
reviste tomar referencias parcializadas de una realidad compleja en la
que se pretende influir
jueves, octubre 8, 2015 | Leonardo Calvo Cardenas

LA HABANA, Cuba.- La visita de la secretaria de Comercio de los Estados
Unidos Penny Pritzker, segundo miembro del gabinete del presidente
Barack Obama que visita Cuba en las últimas semanas, toca alarma sobre
el peligro que en política reviste tomar referencias parcializadas de
una realidad compleja en la que se pretende influir.

El paseo de la alta funcionaria por la llamada "Zona especial de
desarrollo del Mariel", enclavada al oeste de la capital, donde las
autoridades de la Isla cifran todas sus esperanzas de reactivación para
la maltrecha economía nacional, brinda la preocupante imagen de que el
ejecutivo norteamericano convalida de manera automática los diseños y
propuestas actuales de los gobernantes cubanos.

El complejo proceso de normalización de las relaciones entre los dos
vecinos, por tanto tiempo enfrentados, se desarrolla a partir de una
serie de aperturas y concesiones por parte del gobierno norteamericano y
ningún cambio sustancial del lado cubano.

Según dieron cuenta los espacios informativos de la televisión cubana
los directivos del nuevo enclave comercial explicaron a la visitante las
perspectivas y particularidades del ambicioso proyecto y señalaron al
"bloqueo norteamericano" como el principal obstáculo al avance de la
multimillonaria inversión, por las presiones extraterritoriales que
impone a los presuntos inversionistas y socios.

Resulta pertinente aclarar que la depauperación y retraso de la economía
cubana son tan grandes que ni el improbable éxito del proyecto Mariel
parece capaz de revertirlos. Tal éxito, por demás, parece lejano dadas
la atrofia estructural y la incapacidad gestora, muchas veces
reafirmadas por tanto experimento fallido, tantas iniciativas fracasadas
y tantos recursos dilapidados.

El caso es que el proyecto Mariel se estructura sobre los fundamentos
tradicionales que tanto daño han hecho a la economía y a la sociedad
cubana en general, a saber estricto monopolio estatal, ausencia total de
derechos y oportunidades para los ciudadanos, control feudal de la
fuerza de trabajo, con el consabido condicionamiento político a los
siempre 'subalternizados' empleados cubanos y convenientes concesiones a
los inversionistas extranjeros.

La Zona de desarrollo especial del Mariel no pasa de ser un enclave que,
en sociedad con el otrora satanizado capital extranjero, pretende
aprovechar determinadas ventajas coyunturales a favor de los intereses
del poder, siempre excluyendo de la participación y los beneficios
directos a los ciudadanos, es decir todo lo contrario de lo que se
supone quiere la clase política norteamericana para Cuba.

Mientras se habla con más frecuencia a nivel internacional de
transformaciones en Cuba, los cubanos seguimos careciendo de elementales
derechos económicos, de personalidad y garantías jurídicas, de mercado
interno y de la tan necesaria liberalización de la fuerza de trabajo,
amén de contar con una ley de inversión extranjera, excluyente y
discriminatoria en su denominación, letra y espíritu. De una manera u
otra todos los cubanos y también muchos extranjeros —incluso
coyunturales socios económicos— hemos sufrido los rigores de esa falta
de garantías y desprecio por los derechos ajenos que caracteriza a los
gobernantes de la Isla

Independientemente de lo que los funcionarios norteamericanos hablen en
privado con los gobernantes cubanos, la animada visita de la secretaria
de comercio al enclave Mariel significa al menos un espaldarazo público
a un diseño que refuerza la vocación discriminatoria y antinacional del
alto liderazgo de La Habana.

Más de una vez hemos escuchado a altos funcionarios norteamericanos
reafirmar su intención de apoyar e impulsar el desarrollo del sector
privado en Cuba y siempre que hemos tenido la oportunidad les aclaramos
que no se puede respaldar algo que no existe. Ni siquiera los
propietarios privados de pequeñas haciendas agrícolas, únicos
reconocidos por ley en Cuba, cuentan con los espacios, condiciones y
garantías para desarrollar su actividad productiva con total libertad y
perspectivas de crecimiento.

No huelga aclarar que respaldo en toda la línea el proceso de
normalización de las relaciones entre los dos países —el cual por cierto
considero irreversible— y también el levantamiento del embargo. Por más
de medio siglo el desencuentro diplomático, la pública hostilidad mutua
y las inútiles medidas de presión económica solo han convalidado a favor
de los intereses del gobierno cubano el argumento de la amenaza del
poderoso enemigo externo.

Está más que claro que la época de los castigos simbólicos y las
inútiles intransigencias deben quedar totalmente superadas, estamos
conscientes de lo difícil que resulta negociar con un secuestrador,
quien muchas veces ha dado muestra de su falta de escrúpulos y
sensibilidad, siempre dispuesto a sabotear el proceso. Sin embargo el
reafirmado compromiso y respaldo de las autoridades norteamericanas al
desarrollo de la iniciativa privada, a las libertades y derechos de los
cubanos demandan de mucha imaginación y capacidad para activar diseños y
mecanismos que contribuyan a revitalizar la mutilada independencia y
autoestima cívica de la sociedad cubana y capacite a los ciudadanos para
enfrentar los retos de un inminente cambio de época, de mentalidad, de
patrones de convivencia y también de relaciones con el exterior, todo lo
cual se tornará más complejo en vista de los enormes retrasos,
desigualdades y desfases que aquejan a la Cuba de hoy.

Obviamente los cubanos tenemos que ser capaces no solo de influir, sino
de definir las claves de nuestro propio destino, pero la conexión de la
sociedad civil de los países democráticos con proyectos independientes
en la isla bien estructurados y definidos sería una contribución
inestimable a la restauración de valores y al renacimiento económico,
ético, cultural y cívico que tanto necesita Cuba.

El mundo democrático no debe perder la oportunidad de contribuir de
manera legítima a impulsar las enormes potencialidades que se acumulan
al interior de la sociedad cubana. A estas alturas, el apostar solo por
la buena voluntad y las promesas de los gobernantes cubanos puede ser
una jugada muy riesgosa para los interlocutores internacionales, y muy
peligrosa para el futuro de Cuba.

Source: Secretaria de Comercio de EEUU en Cuba: una apuesta peligrosa |
Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/secretaria-de-comercio-de-eeuu-en-cuba-una-apuesta-peligrosa/

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