miércoles, 7 de octubre de 2015

Turismo a Cuba - después del embullo, ¿qué?

Turismo a Cuba: después del embullo, ¿qué?
¿Se mantendrá el entusiasmo por el producto Cuba cuando la isla deje de
ser la fruta prohibida?
martes, octubre 6, 2015 | Ernesto Pérez Chang

LA HABANA, Cuba.- Según datos del Departamento de Comercio de los
Estados Unidos, un poco más de 60 000 norteamericanos visitaron Cuba tan
solo en el primer trimestre del 2015, una cifra considerable si se tiene
en cuenta que el mercado turístico aún no ha sido abierto oficialmente.
Es, sin embargo, una cantidad modesta para esa primera oleada de entre
800 000 y 1 millón y medio de turistas estadounidenses que pronostican
los expertos, y para los tres o cuatro millones de vacacionistas que el
gobierno cubano espera "robar", en un futuro, a los enclaves turísticos
de la Florida, República Dominicana, Jamaica y México, atendiendo al
lugar prominente (más del 60 %) que ocupa el incremento del fondo
habitacional en la más actualizada Cartera de Inversiones de la isla.

Pero los planes de gran crecimiento económico del gobierno cubano, a
partir de la venta del "producto Cuba" a los norteamericanos, pudieran
verse frustrados por numerosos factores, todos ellos ampliando ese gran
abismo que existe entre lo que se pretende ofertar, lo que se demanda de
países como el nuestro en el mercado internacional y lo que realmente la
isla puede ofrecer.

Desde hace algunos años, la Organización Mundial del Turismo viene
alertando sobre un posible declive de los llamados "destinos de sol y
playa" ―donde se inscribe la mayor parte de nuestro turismo―, aun así
los organismos cubanos vinculados al sector insisten en incrementar la
infraestructura hotelera para atender a esa gran oleada de visitantes
que, para algunos, irá disminuyendo en poco tiempo al comprobar que los
niveles de competitividad de nuestra oferta están muy por debajo de los
estándares que exhiben las otras naciones de la región cuyas economías
dependen de los vacacionistas foráneos.

El profesor Eladio Somavilla, economista que ha investigado el tema, es
de la opinión de que el crecimiento del 21 % que registró el turismo
cubano el semestre pasado, según cifras oficiales, es algo muy positivo
pero a la vez extremadamente alarmante, ya que está relacionado con el
entusiasmo por la novedad y no con la calidad del producto:

"El incremento puede ser real pero eso no es garantía de sostenibilidad.
Habrá que ver qué sucede cuando el producto Cuba, que no es muy sólido,
pase de moda dentro de cinco años o cuando esos primeros turistas
norteamericanos decidan no repetir porque no somos capaces de satisfacer
sus demandas, porque la calidad de nuestros servicios es negativamente
incomparable con la de otros destinos como Dominicana o Cancún, donde
los años de experiencias han conformado un verdadero producto de
calidad. (…) Uno de los factores que impedirá esa sostenibilidad es la
falta de preparación del personal e incluso de los directivos, sin
hablar del desespero de los inversionistas y empresarios extranjeros por
recuperar lo que invirtieron y obtener ganancias lo más rápido posible y
no a largo plazo porque ellos, mejor que nadie, saben que el nuestro es
un mercado de ocasión. (…) No creo que aquí estén muy claros de la
situación, hay planes de incrementar el número de habitaciones hasta más
de 85 000 para el 2020, en la modalidad pasiva de sol y playa, con
hoteles de 4 y 5 estrellas, cuando se espera que el turismo que
recibamos sea como el que actualmente recibimos de Canadá con turistas
de 2da. y 3ra., es decir, personas de poca solvencia. ¿Valdrá la pena
tanta inversión? ¿Qué pasará después con todos esos hoteles cerrados?
Ahora mismo hay muchos que aún no han recibido ni a su primer turista.
Son hoteles fantasmas consumiendo recursos y acumulando pérdidas sin
generar ni un centavo".

Roger Block, ejecutivo de Travel Leaders Group, una de las mayores
agencias de viajes norteamericanas, reconoce que habrá mucho de
entusiasmo por la novedad en esa primera gran oleada de turismo
estadounidense: "Hay ese atractivo de ser el primero en ir".
[http://www.businessweek.com/articles/2014-12-19/thawed-cubaus-relations-could-open-up-travel].
Pero también deja ver que no será el turismo que esperan los
funcionarios cubanos ―que han invertido millones de dólares en
habitaciones hoteleras―, aunque tal vez sea el más conveniente en esa
disyuntiva "revolucionaria" entre ganar dinero rápido con los americanos
y no perder el control sobre ellos: "es probable que el gobierno
continúe su control sobre los movimientos de los turistas, que se
limitan principalmente a los centros turísticos de playa", así que, en
opinión de Block, serán las líneas de cruceros de Estados Unidos como
Carnival y Royal Caribbean las primeras en poner en contacto a los
turistas estadounidenses con Cuba: "La isla tiene múltiples puertos para
barcos grandes y podría controlar más fácilmente a los visitantes de
cruceros, que tienden a no alejarse de puerto".

Entonces, ¿para qué la carrera por construir habitaciones que apenas
serán utilizadas por ese turismo norteamericano que hoy, sin la
aprobación del Congreso, no es más que una apuesta? Según algunos
expertos, los organismos cubanos encargados del desarrollo turístico
están actuando de manera improvisada, sin estudiar a fondo la situación
real, lo que pudiera ocasionar otro de los tantos desastres que han
definido a la economía cubana en los últimos 50 años, pero también están
los que opinan que el repentino anuncio de la normalización de las
relaciones con EE.UU. ha desatado un zafarrancho de "oportunistas", más
que de oportunidades:

Un funcionario del Ministerio de Turismo, que por razones de seguridad
nos ha pedido no revelar su identidad, nos ofrece su opinión, respaldada
por más de veinte años como funcionario de ese sector:

"No existen verdaderos estudios de mercado, todo es a como se imaginen
que deberá funcionar, todo sobre la marcha, así se han construido
decenas de hoteles que pasan buena parte del año cerrados o funcionando
muy por debajo de su capacidad y con servicios que, si son de excelencia
para ese escaso turismo nacional que puede darse el lujo de hacerlo,
para los extranjeros que saben de buenos servicios, son pésimos. (…) La
estrategia de Cuba es absurda, pretendemos ganar el mercado ofertando
instalaciones de 4 y 5 estrellas como si fueran hoteles de mala muerte,
posadas con piscinas, de ese modo jamás podremos aspirar a un turismo de
alto nivel. ¿Cómo pensar entonces en construir campos de golf? ¿Para
quienes? Los taxistas, jubilados, camioneros y gente común que conforman
el grueso de los turistas que llegan de Canadá no juegan golf ni comen
caviar. Nuestros dirigentes no están conectados con esa realidad. (…) Yo
fui una vez a una reunión en donde hasta se habló de convertir la Base
Naval [de Guantánamo] en un parque temático porque atraería a muchos
turistas y entonces otro decía que no, que era mejor hacer varios
condominios y dársenas porque allí no había que invertir mucho, y que si
otra zona especial de desarrollo, pero nadie allí era experto en nada,
todos son como son los dirigentes en este país, unos improvisados (…).
Sí se consulta a los expertos pero al final de nada sirve. (…) Que
vienen los americanos, pues a construir hoteles, y cualquier aventurero
es bienvenido a la empresa y ahí es donde aparecen todos los vividores,
tanto de afuera como de adentro. (…) Se han aprobado proyectos que son
verdaderos disparates tan solo porque vienen respaldados por un
dirigente, y a la vez se frenan otros que no convienen por cuestiones de
política. En el turismo cubano hay mucha política porque allá arriba le
tienen fobia a lo que viene de afuera, y por eso hay mucho soborno y
mucha chapucería. Demasiado control estatal solo para demostrar quién
tiene el poder pero donde al final no se controla nada porque eso
estimula la corrupción, y este país vive de eso. Si eliminas la
corrupción se viene abajo todo. (…) El gobierno tiene que comenzar a
soltar las riendas si de verdad quiere sacar al país del atolladero en
que lo metieron. (…) Inversiones en Cuba, tan rápidas y sin investigar a
fondo, eso se traduce en cantidades de dinero que nadie sabe al bolsillo
de quiénes van a parar".

La realidad del turismo de norteamericanos hacia Cuba hoy es solo una
apuesta que mueve al entusiasmo en algunos mientras que en otros provoca
temores, fundados en las experiencias de proyectos de crecimiento
económico que solo han sido golpes de efecto, como esos tan hipotéticos
como gigantescos bolsones de petróleo en los mares adyacentes o como ese
megapuerto del Mariel que nadie sabe si algún día tributará a las arcas
de Estado lo que prometen sus dirigentes. Algunas preguntas sería bueno
reiterarlas como tareas para nuestro hogar nacional: ¿Se mantendrá el
entusiasmo por el producto Cuba cuando la isla deje de ser la fruta
prohibida? ¿Tendrán razón los expertos que vaticinan un florecimiento
efímero y una inmediata caída estrepitosa debido a la incapacidad de los
dirigentes cubanos para generar iniciativas sustentables? ¿Habrá que
confiar una vez más en la providencia?

Source: Turismo a Cuba: después del embullo, ¿qué? | Cubanet -
https://www.cubanet.org/destacados/turismo-a-cuba-despues-del-embullo-que/

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