martes, 9 de febrero de 2016

Las ideas equivocadas sobre la empresa industrial del castrismo

Las ideas equivocadas sobre la empresa industrial del castrismo
[08-02-2016 15:51:24]
Elías Amor
Economista

(www.miscelaneasdecuba.net).Valencia. - Hay quiénes son inasequibles al
desaliento, y a pesar de que están equivocados, y lo saben, continúan
sin reconocer el error, ni ceder un ápice. Es el caso del dirigente
comunistaSalvador Valdés Mesa que en una visita a algunas industrias que
sobreviven en elCotorro habanero, habló "sobre la necesidad de una
eficiencia industrial y productiva que permita cambios en el sistema
salarial en el sector industrial". Sus declaraciones fueron recogidas en
el diario oficial del régimen, Granma.

Valdés Mesa que, como miembro del buró político del partido y
vicepresidente del Consejo de Estado, debería mostrar unos conocimientos
básicos de gestión de empresas y de actividad industrial, declaró que lo
importante es "la planificación y el cumplimiento del contrato como
bases de la empresa socialista, en el proceso de actualización nacional
de la economía y la sociedad". Yo quisiera aprovechar para explicarle
que en la economía privada, con derechos de propiedad y mercado libre de
oferta y demanda, nadie, salvo un suicida de la gestión empresarial,
podría actuar si no es de este modo.

La empresa socialista, o la empresa de cualquier tipo, necesita estar
atenta a los cambios en la sociedad, tiene que planificar de manera
responsable sus actividades y desde luego,cumplir los contratos, porque
si no lo hace, los tribunales independientes de justicia se encargarán
de sancionar su comportamiento, y en todo caso, existe algo fundamental
para la actividad de las empresas que es la reputación, que cuando se
pierde difícilmente se recupera. Si en Cuba no se cumplieron estas dos
líneas básicas de funcionamiento en estos últimos 57 años habría que
preguntarse por qué, y la razón es fácil de identificar:
lastransformaciones radicales impuestas por la llamada "revolución" en
el sistema económico han dado estos resultados.

Desde esta perspectiva, que Valdés Mesa plantee la "necesidad de una
eficiencia industrial y productiva que permita cambios en el sistema
salarial, y de esta forma estimular el trabajo y el alza de los índices
generales de desarrollo a todos los niveles" parece una buena idea. El
problema es cómo llevarlo a cabo con la organización económica y social
existente en Cuba, por cierto, de la que él es responsable, como miembro
destacado del partido único y del gobierno.

Por supuesto que la autonomía a las empresas se ha visto que no es
suficiente. Lo llevamos diciendo desde que empezaron con la pesadilla
del llamado "perfeccionamiento empresarial" inspirado en las nociones
básicas de economía cuartelera. Por mucha autonomía que se otorgue a las
empresas y a sus directivos, de nada sirve que existanórganos de control
superior que establecen los comportamientos, el marco de las decisiones
y los límites en los que se tiene que mover el nivel de decisión. En la
economía libre de mercado, los consejos de dirección de las empresas
toman decisiones para dar respuesta a los intereses de sus accionistas:
la óptica de la rentabilidad y el mantenimiento son las que determinan
ese nivel de autonomía. En Cuba, este comportamiento es, actualmente,
imposible e inviable. La vieja mentalidad deberá desaparecer cuando
desde el poder político se establezca un nuevo modelo, desde luego
distinto del actual, en el que los agentes privados se orienten por las
decisiones del mercado y no por la ideología política.

La visita industrial se centró en el análisis de los indicadores de la
empresa siderúrgica José Martí (Antillana de Acero), y de la unidad
empresarial de base Conrado Piña, centro industrial para el tratamiento
y la fabricación de neumáticos. Asombra que se todavía en alguna de
ellas se apueste por la capacitación de personal especializado en la
universidad rusa de Magnito­gorsk y se insista en el perfeccionamiento
empresarial como vía de gestión, después de llevar más de 30 años sin
dar los resultados deseados.

Y aquí es donde vienen las recetas de Valdés Mesa que más me han llamado
la atención, según él, "para levantar el perfil del sector industrial
cubano", y referidas primero, a "co­no­cer la ley a la que está sujeto
to­do el proceso productivo y de co­mercialización". Una vez más, quiero
insistir que la realidad se empeña en mostrar que las leyes rara vez
consiguen por sí solas, que un sistema económico funcione con eficiencia
y rentabilidad. La regulación estatal, cuando se establece, debe servir
para cumplir aquellos objetivos que el mercado no atiende de forma
directa, pero es necesario entender que en la distribución entre lo
estatal y lo privado, cuando una economía funciona mejor es cuando el
primero adopta un carácter subsidiario. Centralizar una economía en lo
estatal, es, sin más, un grave error de concepto.

Otra receta es "el contacto con la base y con la sabiduría del obrero",
en esto no tengo mucho que decir, porque en cualquier sistema económico
racional la razón de ser de una empresa es servir a los intereses del
mercado, sí, el mercado al que sirve, el término "contacto con la base"
existe solo en Cuba, y los cubanos realmente tienen poco que agradecer
al mismo. En cuanto a la "sabiduría del trabajador" por supuesto, es
clave. De hecho, menospreciando esa sabiduría, lo único que se consigue
es meter la pata, una y otra vez.

Y por último, la receta de "la participación del Partido, de los jóvenes
y del sindicato", es otra demostración de lo alejado que está el modelo
castrista de los aires que recorren la economía mundial. De todos ellos,
nadie discute que los sindicatos tengan que participar en las empresas.
Se llama diálogo social y se debe promover, ya que es fundamental para
el avance sólido de las sociedades, véase el caso de Alemania, por
ejemplo. Pero que alguien piense, con una mentalidad más propia de
mediados del siglo XX, que en la sociedad de la información, que "el
Partido" tenga que participar en una empresa, ofrece una idea del atraso
estructural y sociológico que tiene la economía castrista. Ni línea de
trabajo, ni majaderías. La influencia del partido comunista en las
empresas debe ser reducida a cero. Es un buen consejo para empezar.

Source: Las ideas equivocadas sobre la empresa industrial del castrismo
- Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/56b8ab6c3a682e00b09ba7c2#.VrnMrFgrLjY

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