miércoles, 22 de junio de 2016

Sindicatos y “conceptualización”, ¿aceite y vinagre?

Sindicatos y "conceptualización", ¿aceite y vinagre?
En los documentos que "definen el futuro de Cuba" no se menciona la
voluntad de los trabajadores
Martes, junio 21, 2016 | Osmar Laffita Rojas

LA HABANA, Cuba.- En un reciente editorial del Granma, titulado "Un
debate por el futuro de Cuba", se aborda el proceso de discusión, hasta
el 20 de septiembre, por parte del Partido Comunista, la Unión de
Jóvenes Comunista y sus organizaciones satélites –las llamadas
organizaciones de masas–, de los documentos aprobados en el VII
Congreso: la Conceptualización del Modelo Económico y el Plan Nacional
de Desarrollo hasta el 2030.

Por otro lado, según el artículo número uno de la Constitución de la
República, "Cuba es un Estado socialista de trabajadores", y en
correspondencia con ese postulado, en la Conceptualización del Modelo
Económico, en su acápite 122, se plantea "la apropiación social de sus
resultados y su distribución en beneficio de todos los ciudadanos, que
son sus legítimos propietarios comunes".

Más adelante, en consecuencia con la formulación anterior, el acápite
123 refrenda que "esta forma constituye la columna vertebral de todo el
sistema de propiedad de la sociedad socialista". Y para que no haya
dudas, el acápite 124 reafirma que "asume la forma de propiedad estatal,
a partir que el Estado actúa como representante del dueño, que es el
pueblo".

Si eso es así, ¿entonces cómo es posible que en el editorial del diario
Granma no se haya hecho mención a la Central de Trabajadores de Cuba
(CTC) y a sus 23 sindicatos nacionales, que agrupan a más del 80% de
los 4 969 800 trabajadores que hay en Cuba, ocupados en los sectores
productivos y de servicios, y que son los que llevan el peso de la
actividad económica de la nación?

Deliberadamente, el régimen ha hecho ahora todo lo contrario que hace
23 años, cuando los llamados parlamentos obreros.

El 26 de diciembre de 1993, en el seno de la Asamblea Nacional del Poder
Popular, Pedro Ross, entonces Secretario General de la CTC, acerca de la
situación surgida por el estancamiento de la economía debido a la
pérdida de cerca del 80% del mercado internacional como consecuencia de
la desaparición de la Unión Soviética y del campo socialista, propuso
que las medidas que se tomaran al efecto por el parlamento cubano debían
analizarse con los trabajadores.

Fidel Castro planteó a los diputados que la vía para enfrentar y
encontrarle solución a la grave crisis en la que de repente se vio
atrapada la economía cubana, era efectuar en cada centro laboral lo que
denominó "parlamentos obreros".

Para poner en práctica la propuesta de Fidel Castro, la CTC lanzó un
llamamiento a toda la clase trabajadora, que apareció publicado en la
edición del 10 de enero de 1994 en el semanario Trabajadores, para la
celebración de esos parlamentos.

En dichos eventos, fueron discutidos por los trabajadores, de manera
libre y democrática, los problemas que directamente les afectaban a
ellos, y, por ende, a toda la población.

Tal fue su impacto que, luego de concluido ese proceso, se empezaron a
ver resultados positivos.

Si como se afirma oficialmente, el PCC es una organización surgida en
el seno de la clase trabajadora, y según se asegura en la Constitución
de la República y en los documentos aprobados en el VII Congreso, esta
clase es la dueña de los medios de producción, entonces al Estado, en
ejercicio de su derecho como representante del verdadero propietario,
solo le corresponde proponer y designar las diferentes actividades del
complicado entramado de dirección de la economía nacional.

Sin embargo, todo indica que la burocracia empresarial, arropada y
protegida por los militares que mandan en Cuba, teme que se le asigne el
papel protagónico a los trabajadores y no sea ella la que lleve la voz
cantante en el proceso de discusión.

Ni en la Conceptualización del Modelo Económico ni en el Plan de
Desarrollo Económico hasta 2030 hay mención alguna al rol que le
corresponde en este proceso a la CTC, los sindicatos y los trabajadores.

Lo que ahora se plantea es una especie de "democracia dirigida" de
manera temporal, donde discutan, den sus opiniones y propuestas de
modificaciones de los dos documentos, que la mayoría de los asistentes
no habrán leído.

Por la extensión de los textos, en dos o tres horas que dure la
discusión es bastante difícil que se pueda abarcar sus puntos más
importantes.

Luego de terminado el proceso, será el Partido Comunista el que dirá la
última palabra, que claro está no será otra que la aprobación, con
algunas modificaciones, de dichos documentos programáticos.

Todo es bastante distante de cualquier vestigio de democracia
participativa. El principio que prevalecerá será el de la inexistente
Revolución y el Partido Único. El Estado de Derecho sigue totalmente
ausente en Cuba.

A los militares que gobiernan Cuba les preocupa que la discusión de los
documentos se le vaya de las manos y que estos encuentros se conviertan
en focos de crítica a su pésima gestión de la economía. Para evitar que
esto ocurra le asignaron al PCC la función de guaria pretoriana, para
lograr que cada discusión termine como una muestra de la total
identificación de los presentes con las posiciones políticas e
ideológicas de la dictadura.

Lo que el régimen busca en estos "debates" es que sus asistentes lo
apoyen en su arremetida contra los que tildan de "enemigos, escépticos y
vacilantes".

Esos enemigos a quienes se refieren son los luchadores prodemocráticos
dentro y fuera de Cuba, que han denunciado esta nueva farsa que
pretende legitimar el inamovible continuismo del régimen que está en el
poder desde hace 57 años, sin haber sido elegido por el pueblo cubano.

origenesmadiba@gmail.com

Source: Sindicatos y "conceptualización", ¿aceite y vinagre? | Cubanet -
https://www.cubanet.org/mas-noticias/sindicatos-y-conceptualizacion-aceite-y-vinagre/

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