viernes, 22 de julio de 2016

Trabajadores extranjeros en Cuba? No, gracias

¿Trabajadores extranjeros en Cuba? No, gracias
ELÍAS AMOR | Valencia | 21 de Julio de 2016 - 23:26 CEST.

La noticia ha saltado a los medios de forma inesperada. Al parecer, más
de 100 obreros procedentes de la India están trabajando actualmente en
la construcción del hotel de Gaviota S. A. que se inaugurará en la
Manzana de Gómez y cuya gestión correrá a cargo del grupo Kempinski
Hotels, especializado en establecimientos de lujo en los centros urbanos
de las principales capitales.

Estos trabajadores extranjeros representan una novedad histórica en el
panorama sociolaboral castrista, que algunos califican como el "paraíso
de la clase obrera", y desde luego, salvo excepciones muy
significativas, se pueden considerar pioneros desde el triunfo de la
llamada revolución allá por 1959. Porque antes de esa fecha, conviene
recordar, la economía cubana, una de las más competitivas del mundo con
altos niveles de renta percápita y crecimiento sostenido, atraía cada
año a más de medio millón de ciudadanos europeos, españoles, italianos,
algún francés, que trataban de establecerse en Cuba para realizar sus
sueños, toda vez que en sus países era imposible o ciertamente difícil.

Aquellos trabajadores extranjeros aportaron a Cuba tenacidad, coraje,
capacidad para innovar y crear negocios y empresas, actuando como
motores del crecimiento económico nacional. Para su desgracia, muchos de
ellos lo perdieron todo después de una vida de trabajo y ahorro, con las
confiscaciones sin compensación de los derechos de propiedad de los
tiempos revolucionarios y murieron olvidados y en la más absurda de las
miserias económicas. Otros simplemente desaparecieron para la historia.

El caso es que el régimen instaurado por los Castro cerró las puertas a
los trabajadores extranjeros y durante más de cuatro décadas,
prácticamente hasta el "Periodo Especial", la economía cubana permaneció
cerrada al exterior, desarrollando políticas autárquicas de naturaleza
estalinista, cuyos efectos y consecuencias conocemos bien porque no hace
falta investigar mucho para descubrirlos.

Estos ciudadanos de la India que trabajan en la construcción del hotel
de la Manzana de Gómez, ciertamente un número elevado, han sido
contratados por el grupo francés Bouygues, que se encarga de la obra.
Son tan numerosos que ya empiezan a llamar la atención a los habaneros.
Además, algunas fuentes han señalado que dicho grupo empresarial
llegaría a formalizar contratos para más de 200 trabajadores indios que
se encuentran en la Isla para trabajar en la restauración de otros dos
hoteles de La Habana —incluido el de la Manzana de Gómez— y uno de Varadero.

Conviene señalar que desde el "Periodo Especial", cuando el régimen no
tuvo otro remedio que abrir la economía a la inversión extranjera tras
la pérdida de la subvención procedente del bloque soviético que permitía
el mantenimiento de operaciones de la economía castrista, los
trabajadores extranjeros, si bien a cuenta gotas, empezaron a llegar a
la Isla y establecerse en los proyectos empresariales procedentes de sus
países. Una amplia mayoría de esos trabajadores regresaban al cabo de
cierto tiempo, por lo que la residencia nunca era permanente, salvo
casos excepcionales. Y cuando se produjo la desaparición de numerosas
empresas de la primera ola inversora, hacia comienzos de siglo XXI, la
nómina de empleados extranjeros se redujo de forma significativa. En
cualquier caso, esa población nunca alcanzó cifras significativas dignas
de mención.

Ahora, con la nueva Ley de Inversión Extranjera aprobada por el régimen
para atraer nuevamente capitales con el ánimo de financiar la economía,
se establece la obligatoriedad de contratar personal cubano utilizando
un mecanismo del Estado que actúa como intermedio entre las ofertas de
empleo y las demandas de los cubanos para acceder a las mismas. Por
tanto, existe una prioridad a los cubanos en los empleos de las empresas
extranjeras. Sin embargo, la ley en uno de sus últimos desarrollos y tal
vez por las presiones de los inversores internacionales, incluyó una
serie de regulaciones de naturaleza especial para autorizar los
contratos de trabajadores extranjeros en condiciones "excepcionales",
sin especificar cuáles.

La verdad es que la rehabilitación de un edificio para su conversión en
hotel no tiene mucho que ver con esa excepcionalidad de la que habla la
Ley, que posiblemente podría estar relacionada con otro tipo de
proyectos de mayor complejidad tecnológica. Es como afirmar que en Cuba
no existen operarios especializados en el sector construcción que puedan
trabajar bajo los parámetros de cualificación del grupo francés. De ese
modo, nos encontramos con un caso en que una compañía extranjera,
ciertamente importante, ha dejado a un lado la agencia estatal castrista
y contrata trabajadores extranjeros en número ciertamente elevado para
acometer sus obras.

La situación es tan novedosa que los obreros indios se encuentran
alojados en una zona especial al este de la capital, alejados de la
realidad de ese "paraíso de los trabajadores" que es el régimen
castrista. Al parecer esta política de contratación de extranjeros por
Bouyges obedece a que este grupo precisa trabajadores cualificados que
previamente forma en otros países, dada su naturaleza multinacional. En
tal caso, la pregunta que los dirigentes sindicales castristas deberían
formular es por qué no se forma a trabajadores cubanos, sobre todo
jóvenes, para que puedan desempeñar esas tareas. O es que tal vez esos
trabajadores que necesitan los franceses para rehabilitar los hoteles no
se encuentran disponibles.

La realidad es que cualquiera de las dos cosas puede ser cierta. Días
atrás había trascendido en Granma alguna información sobre el deficiente
funcionamiento del sistema de educación técnico-profesional en Cuba,
donde cada año se gradúan miles de médicos y maestros, pero no se
encuentran plomeros, electricistas o pintores especializados. Por otra
parte, ya han sido varios los informes de la Oficina de Estadística
(ONEI) sobre el descenso demográfico que atraviesa la Isla, y la caída
en términos absolutos de la población cubana. Si a ello se unen los
40.000 cubanos que han abandonado el país rumbo a EEUU en los últimos
cinco años, es posible que la falta de mano de obra esté actuando
igualmente sobre los planes de las empresas extranjeras en la Isla.

En tales condiciones, es posible que en los próximos años, se produzca
una llegada de más trabajadores extranjeros a Cuba. Bouyges ha dicho que
lo piensa hacer, pero no será el último. El régimen, que debería velar
por los intereses de los cubanos, tendría que vigilar atentamente este
proceso. Porque si los inversores extranjeros están obligados a
asociarse con el Estado cubano para desarrollar sus proyectos, no
revertir en forma de salario a los cubanos el beneficio de estas
actividades, sería una pérdida muy importante para la economía.

Es cierto que el régimen retiene la mayor parte de los salarios pagados
a los cubanos por las empresas extranjeras, y les entrega solo una parte
del dinero, actuando como recaudador, pero ese contacto con los
internacionales es motivo de satisfacción para muchos trabajadores
cubanos que, aun cuando no están bien pagados en términos nominales,
tienen motivación para desempeñarse en las empresas extranjeras. Además,
algunas fuentes señalan que los trabajadores indios, que están
contratados por su cualificación y no por la pertenencia a una
organización de masas o a un partido comunista, perciben como salario
alrededor de 1.500 euros al mes, diez veces más de sus compañeros
cubanos. Ciertamente un asunto evidente de discriminación salarial en el
que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) debería intervenir y
abrir un expediente al régimen castrista por permitir esa irregularidad.

La presencia de trabajadores extranjeros en Cuba abre un nuevo frente
para el régimen castrista para el que no se encuentra preparado, y que
le puede llevar, por la vía de denuncias ante los organismos
internacionales, a una escalada de demandas que ponga en dificultades el
proceso en sí mismo. Nadie dijo que iba a ser fácil, pero cuando en
economía y en relaciones laborales, en particular, se adoptan decisiones
parciales y no generales, como las que necesita Cuba para salir
adelante, los problemas llegan y se acumulan. Y luego es más difícil
dejarlos atrás.

Source: ¿Trabajadores extranjeros en Cuba? No, gracias | Diario de Cuba
- http://www.diariodecuba.com/cuba/1469136394_24032.html

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